Homenaje a una actriz muerta en Hiroshima
Traducción Hernán Díaz
Mayor Claude eatherly........................ NESTOR HUGO RIVAS
Comentarista de T.V. ........................... MARIO ROLLA
General Tibbets ................................... MIGUEL PADILLA
Psiquiatra .............................................. ENRIQUE ESCOPE
Enfermero- cap.Jepps....................... EDUARDO GUALDI
Enfermero-bomb.Tom Steel.............GUILLERMO SOSA
Enfermero-ten.Dick Peace.................JUAN CARLOS POSIK
Naka .........................................................GRACIELA ARAUJO
Primer Ministro....................................... RAUL FRAIRE
Máscara de acero............................. AIMOVICI
Máscara de cobre............................. CARLOS ANTÓN
Máscara de alumnio......................... GUILLERMO MARIN
Emperador .......................................... ALFREDO ALONSO
Mozo del Hotel ................................... ROMAN CLAVIJO
Música ............................................... Jean -Claude Risset
Asistente de dirección...................Elsio Van Meegroot
Coreografía ................................... Paulina Ossona
Escenografía y vestuario............... Leandro H. Ragucci
Dirección ....................................... Mario Rolla
Realización escenográfica............ Roberto Pacienza y José Cajal
Luminotécnico ................................... Enrique Lescius
Utilería especial................................. Martín mendilaharzu
Realización vestuario ...................... Amalia L. de Rodriguez
Estructuras de aluminio................... Antonio Regeiro
La peluca que luce la Sra. Graciela Araujo es una gentileza de la casa Pozzi.
29 de Julio de 1959
Estimado Señor:
Las abajo firmantes, jóvenes de Hiroshima, le enviamos nuestro saludo más cordial. Somos un grupo de muchachas que tuvieron la felicidad de escapara a la muerte, pero que sufrieron lesiones en la cara, los miembros o el cuerpo, a causa de la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima durante la última guerra, y que queremos que esa cosa horrible que se llama "guerra" no velva a ocurrir nunca jamás, nia a nosotros ni a los demás habitantes de la tierra.-
Nos hemos enterado que después de los hechos de Hiroshima, usted se vió perseguido por los remordimientos y que a causa de ello tuvo que ser internado en una clínica para un tratamiento psiquiátrico.-
Le escribimos esta carta para expresarle nuestra sincera simpatía y para asegurarle que no abrigamos ningún sentimiento de hostilidad hacia usted. Tal vez le hayan ordenado hacer lo que hizo, o bien usted pensó ayudar a la gente poniendo fin a la guerra. Pero bien sabe que, en esta tierra, las guerras no se acaban con las bombas.-
Sentimos por usted una gran estima, pensando que es también una víctima de la guerra, como nosotras. Le auguramos una pronta recuperación, para que pueda unirse a los que se dedican a la buena obra de cambiar la barbarie de la guerra por un espíritu de hermandad.-
HIDEKO SUMIMURA- TADAKO EMORI- MIYOKO MATSUBARA - SAYOKO KOMATSU - MOTOKO KEIKO KAWASAKI - MITSUKO KODAMA.-
Un año antes de la entrada de los EE.UU. en la guerra. Claude Eatherly se encontraba en el Santa Ana College. Era un brillante jugador de tennis y de fútbol y también buen alumno. Media 1.80 y sus ojos verdes iluminaban un rostro romántico. Sus camaradas le tenían un gran aprecio. Lo habían elegido como caballero de una joven actriz, la vedette de una escuela dramática en jira por su instituto, Concetta Margetti. A su parecer era el estudiante más atractivo, el más inteligente. La escuela de cadetes no podía estar mejor representada junto a la estrellita: luego ella seconvirtió en su mujer. El semanario norteamericano Newsweek del 25 de mayo de 1959 hizo el siguiente retrato del joven Eatherly: "Era un personaje para afiches de reclutamiento, un gran tejano de cabellos ondulados y la piel bronceada, despreocupado y jovial en tierra, tranquilo y ponderado en vuelo".
En 1956, cuando estaba internado en el hospital de Waco, Eatherly fue interrogado con respecto a unaserie de robos que había cometido con otro enfermo. "No sé porque hicimos eso" -declaró-. "No necesitábamos dinero". En abril de 1959, decía en ese mismo hospital al Dr. Constantine: "Tengo la sensación de haber matado a todas esas gentes de Hiroshima". Eatherly llegó a ver cada vez más claro en sí mismo. Sin ninguna duda, su correspondencia con el filósofo austríaco Gunther Anders, autor de "La nueva moral de la era atómica", contribuyó a ello.