Conrado Ramonet
POLVO PURPURA
Polvo del pasado, resaca del pasado, resto de aquello que ya no sirve:éste es el sentido que dan los irlandeses a la expresión "polvo de púrpura". Este sentido trasciende de la obra, trastocado en desprecio hacia todo lo que, ya caduco, se empeña en persistir y en sátira hacia aquellos que se obstinan en esa persistencia. Todo ello jugado a carcajada limpia, a magia y a poesía plenas. Por eso la circunstancia de que O´Casey sitúe la acción en Irlanda y enfrente a los habitantes de un pueblito con dos ingleses casi increíbles, no resta universalidad a la obra. El espectador de cualquier lugar del mundo percibe en totalidad el mensaje de este canto desenfadado y alegre, de este festivo homenaje a lo que es nuevo y vital.
Los irlandeses se jactan de ser más antiguos que los anglosajones dentro de la civilización británica. No obstante, hasta hace poco más de medio siglo soportaron una dominación por parte de los ingleses que inició su génesis en alguna de las múltiples invasiones que la isla sufrió en plena noche medieval. Naturalmente, este dominio engendró, en su tiempo, la lucha por la liberación, centrada alrededor de tres problemas fundamentales: la autonomía, la cuestión religiosa y la propiedad de la tierra. La lucha por la autonomía comienza orgánicamente hacia 1873 y termina en 1914 con el logro de sus propósitos. La persecusión y el hostigamiento al catolicismo -religión absolutamente mayoritaria entre los irlandeses- se prolongó hasta 1869 en que fue suprimida la Iglesia Protestante de Irlanda, aunque en rigor la persecusión religiosa ocultaba bajo el disfraz de una lucha de credos una tremenda discriminación en el régimen de propiedad de la tierra. Las leyes penales vigentes entre 1698 y 1704 prohibían a los católicos (es decir a los irlandeses), entre otras cosas, la tenencia de caballos por un valor de más de cinco libras y la adquisición de'''
terrenos que hubieran pertenecido o pudieran pertenecer (!) a protestantes. Este problema de la propiedad de la tierra fue litigado en dos frentes: el externo, tratando de lograr del gobierno inglés un trato igualitario para los terratenientes de Irlanda y el interno, en procura de una reforma en el régimen agrario. Los verdaderos resultados comenzaron a perfilarse a partir de 1879 y cobraron vigencia con la promulgación, en 1885, de una ley de préstamos para la adquisición de la tierra por quienes la trabajaban. Estas luchas, con sud olorosa secuela de sangre derramada, tuvieron fundamental importancia en la conformación del "carácter irlandés".